El barrio de Los Pajaritos es el mejor ejemplo de zona de Sevilla que ha ido degradándose en los últimos años hasta parecerse peligrosamente a conocidos puntos marginales, como las Tres Mil Viviendas. Este barrio de origen obrero se ha visto afectado con el paso de los años por la marginalidad, las drogas y la pandemia del paro. Su construcción estaba vinculada a la fábrica de contadores.
Este
barrio obrero, de pequeñas viviendas estrechas y tortuosas escaleras, dista
mucho de ser aquel que fue en años anteriores.
Actualmente, es un retrato de la
miseria en muchas de sus esquinas, sus patios, sus portales. Las fábricas se
marcharon en los años 70, lo cual obligó a sus vecinos a buscar trabajo fuera del
barrio, dando lugar a una gran transformación de sus residentes. Los nuevos
vecinos, procedentes de asentamientos chabolistas y con poca experiencia en la
vida comunitaria, propiciaron los primeros problemas de convivencia, hasta
llegar al punto actual, el cual algunos califican como punto sin retorno.
Además de la variación de población, en los años 80 se vio afectado por la lacra de la droga. Un vecino del barrio comentaba: «ahora existen problemas de drogas, pero son menos, o menos visibles, desde luego. Lo que pasa es que la inseguridad es la misma o más porque a ello se ha unido un nivel de marginalidad mayor que entonces. En los 80 la droga convivía con una población que en su amplia mayoría estaba integrada, no vivía desplazada. Pero ahora el porcentaje de gente que vive apartada, sin recursos y sin opciones, es mayor que entonces».
Las familias que aún permanecen en el barrio a pesar de las condiciones en las que se encuentran, no soportan más esta situación.
En la actualidad existe un
plan del Ayuntamiento de Sevilla para el derribo de 524 viviendas sociales,
para construir en su lugar viviendas de nueva planta para los vecinos. El
proyecto no dará vivienda a todos los residentes en su totalidad. En la primera
fase se derribarán 96 viviendas, reconstruyendo nuevos bloques de 62 viviendas.
Dejará fuera a un tercio de las familias beneficiadas
con la renovación de estas infraviviendas de propiedad municipal, cuyo nivel de
deterioro es alto. En concreto, 34 familias no podrán volver al barrio una vez reconstruido con los
dos primeros nuevos bloques porque las viviendas serán de mayor superficie que
las actuales de 40 metros y, por tanto, no caben todos. Las nuevas tendrán unos
60 metros útiles. De momento el alcalde de Sevilla aún no ha dado noticias de
cómo afrontará el derribo de pisos y realojo definitivo de las 428 familias
restantes de este núcleo social.
En el siguiente vídeo se
puede apreciar las condiciones infrahumanas en las que los vecinos de este
barrio conviven desde hace años.
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