LA
BARRIADA LAFFITTE DE LOS REMEDIOS. UN EJEMPLO DE SEGREGACIÓN
SOCIAL EN LA SEVILLA DE LOS AÑOS SESENTA.
La eliminación de la
barriada Laffite constituye un
ejemplo de los procesos empleados para limpiar los espacios señalados por la
especulación inmobiliaria. Situada en Los Remedios, área convertida en los años
sesenta del pasado siglo en residencia de la burguesía sevillana, donde ocupaba
un enclave estratégico a la salida del nuevo puente del Generalísimo.
Calificada como suburbio, alojaba a familias procedentes de Triana y otros
lugares incluidos en el proyecto de ensanche aprobado para urbanizar la zona.
El Ayuntamiento actuó como brazo ejecutor , concesionaria y arrendadora de las
viviendas de la barriada, expulsando a los vecinos con destino a refugios o
polígonos de viviendas en el extrarradio de Sevilla.
España experimentó durante los
años sesenta del siglo XX la mayor aceleración en el proceso de
urbanización, paralelo a la industrialización económica. Con ayuda de
diferentes instrumentos, como los planes de ordenación redactados a partir de
la Ley del Suelo de 1956 u otros proyectos de ensanche aplazados durante
décadas, se prepararon extensas bolsas de suelo destinadas a acoger un variado
catálogo de edificaciones promovidas por el capital privado. Las distintas
administraciones contribuyeron a la promoción inmobiliaria empresarial,
aportando ayudas y subvenciones a la construcción de viviendas o
facilitando la ocupación de los solares, al disponer las infraestructuras
necesarias y liberarlos de otros usos marginales como el de servir de soporte a
núcleos de infravivienda.
Una breve consideración sobre el chabolismo en la década
de los sesenta fue el déficit residencial arrastrado desde las primeras décadas de la
centuria que había provocado la
proliferación de barrios de chozas, chabolas y suburbios de diversa tipología,
levantados en la periferia o aprovechando otros espacios desocupados
temporalmente en las áreas centrales.
Un
informe de La Sección de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla, censaba en 1959
treinta y dos grupos de chabolas, ocho de los cuales se situaban en la margen
derecha del Guadalquivir; entre ellos, dos ocupaban terrenos del ensanche
de Los Remedios, sin incluir la barriada Laffitte.
La
búsqueda de espacios de calidad, apreciados por la burguesía para fijar su
residencia, focalizó la presión especulativa hacia los vacíos existentes en las
áreas centrales, donde se trasladó además una parte de las familias de clase
alta tras abandonar los degradados cascos históricos. Los ensanches ejecutados
parcialmente, como el trianero, ofrecían una excelente oportunidad, a los
intermediarios especuladores y sociedades inmobiliarias, para obtener enormes
beneficios al densificar estas áreas con bloques de pisos destinados a las
clases medias.
La urbanización de Los Remedios.
Los
terrenos situados al sur del arrabal de Triana atrajeron el interés de los
especuladores inmobiliarios a partir de la segunda década del siglo XX. A ello
contribuyó sobre todo la decisión municipal de señalarlos como esenciales para
el crecimiento exterior de la ciudad, destinándolos a ser edificados para
mitigar la escasez de viviendas. Desde entonces aparecieron incluidos en los
distintos proyectos de ensanche como piezas sustanciales de la Sevilla futura.
Dotados de un elevado valor de
posición por a su proximidad al centro histórico y por constituir la prolongación
natural del arrabal trianero; situados en la orilla opuesta del Guadalquivir,
frente al ensanche meridional de la ciudad preparado para acoger la Exposición
Iberoamericana; la construcción del puente de San Telmo vino a resolver la
necesidad de conexión, potenciando la centralidad del lugar. Hasta
entonces conformaban un área rural, ocupada sobre todo por huertas, propiedad
de nobles y burgueses que se hicieron con la mayor parte de los predios
aprovechando la desamortización eclesiástica.
La formación de la barriada Laffitte
Situación y posición
La
propiedad adquirida por Ricardo Goizueta a Julio Laffitte estaba constituida
por el establecimiento industrial, dedicado a diversas producciones alfareras,
y una huerta, situados junto al Guadalquivir al final de la calle Juan
Sebastián Elcano; única vía trazada
en el
lugar con anterioridad a la aprobación del proyecto, que discurría paralela al
cauce fluvial y se encontraba escasamente urbanizada.
El lugar ocupaba una posición
periférica en el área del ensanche, alejado del puente de San Telmo y en el
extremo opuesto al arrabal histórico. Sin embargo, la orientación hacia el sur
de las edificaciones levantadas en Los Remedios durante la segunda mitad de los
años cincuenta y, sobre todo, el proyecto de construir un nuevo puente para
conectar con el Paseo de las Delicias, multiplicaron la centralidad de los terrenos
ocupados por la fábrica
El proceso de erradicación de la barriada Laffite
En 1963, la eliminación de los alojamientos se convirtió en un objetivo prioritario para la sociedad concesionaria, por encontrarse en su fase final las tareas de urbanización del ensanche; además habían dado comienzo las obras del puente y se encontraba en vías de solución el dilatado contencioso sobre la ampliación de la calle Virgen de Luján. El Ayuntamiento, interesado igualmente, se prestó decididamente a colaborar en este asunto firmando un convenio con Los Remedios S. A. "para resolver la situación de las familias que viven en los distintos alojamientos provisionales en el lugar conocido como barrio Laffitte". La Corporación Municipal adquirió la obligación de proporcionar vivienda a cada una de las familias.
Para justificar la operación, el
Ayuntamiento se enganchó a una estrategia iniciada previamente por Los Remedios
S. A. destinada a declarar la insalubridad y mal estado del núcleo; con ese fin
incluyó la barriada en el censo municipal de suburbios.
Los informes de los técnicos
municipales pusieron de manifiesto la falta de consistencia de los argumentos
esgrimidos. Atendiendo a los aspectos técnicos, la Sección de Obras desestimó
en dos ocasiones la declarar la ruina de los inmuebles. Desde el punto de vista
del derecho, la Asesoría Jurídica Municipal mantuvo que la Corporación carecía
de capacidad coercitiva para desalojar las viviendas contra la voluntad de sus
inquilinos y que la única posibilidad legal consistía en expropiar la barriada
y el desahucio por la vía administrativa.
Sin embargo, los concejales se
mantuvieron firmes. La intervención del edil Romero López en la sesión de la
Permanente Municipal, el 25 de noviembre de 1964, puede sintetizar la posición
general. Consideraba que la barriada era un estorbo para la construcción del
puente del Generalísimo y que al Ayuntamiento no quedaba más remedio que
desalojar a los vecinos.
Frente a la actuación del
Ayuntamiento, los vecinos reaccionaron rechazando que se firmase el convenio
sin contar con ellos y sobre todo la calificación de las viviendas como chozas
y la inclusión de la barriada en el censo municipal de suburbios. Consideraban
que la situación de los alojamientos y la disposición de servicios, como la
instalación eléctrica, el agua corriente y los aseos individuales, los
distinguía de la condición de chabolas. Argumentaban los rasgos que los
diferencian de la población alojada habitualmente en los asentamientos
chabolistas.
Destacan su sacrificio anterior
al verse obligados a abandonar sus hogares en Triana para contribuir al
desarrollo urbanístico de la ciudad. Pero, sobre todo, hacen valer sus derechos
como inquilinos con contrato legal vigente y para ello deciden depositar
regularmente el importe de los alquileres.
La opinión de los técnicos y la
resistencia vecinal condujeron al Ayuntamiento a buscar una solución más
flexible, que pudiera ser aceptable aunque sin llegar a ser satisfactoria para
los residentes. Consistía en ofrecerles pisos en zonas consideradas como de
buena posición en la ciudad y en condiciones económicas fáciles de asumir. Sin
embargo, esta opción se encontró con la dificultad derivada de la inexistencia
de viviendas libres en las barriadas municipales, pues éstas eran ansiadas por
la multitud de familias acogidas en refugios o procedentes de los asentamientos
chabolistas erradicados en toda la ciudad.
Finalmente, en julio de 1965,
llegó la solución de parte de la Secretaría de Viviendas y Refugios, que
gestionó ante el Instituto Nacional de la Vivienda la cesión al Ayuntamiento de
197 viviendas protegidas en el barrio A del Polígono de San Pablo. Éstas se
destinaron a alojar a las familias titulares de los contratos de alquiler,
haciéndose cargo la Corporación del pago de la entrada inicial a cuenta de los
dos millones de pesetas aportados por Los Remedios S. A. El resto de las
familias, hasta las 246 evacuadas finalmente, que se encontraban recogidas por
familiares en los departamentos de la antigua fábrica, fueron trasladadas a
refugios; parte a los existentes en la barriada de La Paz y parte a los
denominados “casitas bajas” del Polígono de San Pablo.
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